NOS TOMAN POR TONTOS Y TRATAN DE CONVERCERNOS DE QUE ES MEJOR SER LOS SEGUNDOS, Y QUE LOS PREMIOS DE CONSOLACIÓN SON MÁS SUCULENTOS QUE LOS CORRESPONDIENTES AL GANADOR. ESO ES LO QUE ESTÁN PRETENDIENDO EN EL ASUNTO DE LA AESIA.
Mientras Paco Cuenca ha decidido ser un disciplinado militante y no ejercer como un alcalde reivindicativo frente al pucherazo de la AESIA —el pucherazo no es una receta gastronómica—, en Granada cunde el malestar y crece la certeza en que hemos sido víctimas de un engaño del Gobierno de España.
Cómo será la trola que tratan de hacernos tragar, que el pasado sábado, mientras los diarios locales divulgaban un publirreportaje de Carme Artigas, la Secretaria de Estado de Digitalización y Inteligencia Artificial, en la que ésta decía sin ningún pudor que: “el impacto económico del centro europeo [de Inteligencia Artificial apoyado por un fondo saudí] será mayor que el que hubiera tenido la agencia”, y que “la cantidad de financiación que se está dando a Granada es equivalente a lo que cualquier comunidad autónoma hubiera tenido hace cuatro años”, en Galicia, en su La Coruña natal, la ministra y vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, señalaba sin ambages que la AESIA crearía 1.300 puestos de trabajo directos. Eso sí que es real, y no la afirmación peregrina de que Granada está recibiendo lo que se daba hace cuatro años a una comunidad autónoma
cualquiera, que nadie sabe cuánto es, o la constatación de que aquí, hasta ahora, no ha venido ni un duro. Esa es la auténtica dimensión de la gran mentira que sobrevuela en este asunto de la AESIA.
Digamos con rotundidad a todos los que han participado en esta gran patraña, a aquellos que generaron la gran quimera que para Granada ha sido la AESIA, a esos que ahora callan y se ponen perfil para evitar que los pongan mirando para Cuenca, que han sido descubiertos y que están siendo desenmascarados; Que no persistan en el engaño y que hagan algo para impedir que no se consume la felonía. Que la única vía en este momento es la de procurar que se produzca la suspensión del acuerdo por el Tribunal Supremo, y que se dejen de pergeñar más tretas y tratar de encandilarnos con zarandajas.
¿Qué habría pasado en otra provincia que no fuera Granada si uno de sus representantes en el Congreso de los Diputados se hubiese puesto a trabajar como un poseso para que la Agencia robada a sus electores se instalara en la otra provincia? Pues aquí ya lo sabemos. José Antonio Rodríguez Salas —el niño de Jun—, sigue en su escaño; y ahí va a seguir, como van a permanecer los que metieron a Granada en la pantomima de ser comparsa para dar lustre a una argucia política intolerable para beneficiar a otra ciudad.
Los embustes tienen las patitas muy cortas. La mentira solo engendra más mentira. Sin embargo, hay quien se aloja en ella, crece con en ella y persevera en su mantenimiento, porque la mentira puede ser como una herida “un lugar donde vivir”, como escribió Joan Margarit. Tras esta gran mentira: ¿para cuándo las dimisiones?
