LA ÉTICA POLÍTICA SE REFIERE A LOS PRINCIPIOS Y VALORES MORALES QUE DEBEN GUIAR LA CONDUCTA DE LOS ACTORES POLÍTICOS, DESDE LOS CIUDADANOS HASTA LOS FUNCIONARIOS PÚBLICOS Y LOS LÍDERES
La ética política es esencial para asegurar que el poder se utilice de manera justa y en beneficio del bien común. Sin embargo, la ética política ha sido objeto de controversia, ya que puede ser interpretada de diferentes maneras y ser utilizada para justificar distintas acciones políticas. Como ahora sucede con la labor de propaganda que observamos en algunos de nuestros políticos locales.
Que Marifrán Carazo, que es política oblata, una y trino, consejera, candidata y proto-alcaldesa autodenominada, movida por un furor demoscópico, se ha lanzado a una precampaña en la que según parece, en términos de inauguraciones y promesas, todo vale.
Le sigue de cerca Paco Cuenca, oblato también, con sus cuentos aprendidos, repetidos y hasta manoseados, reinaugurando cosas ya en funcionamiento. Ejemplos tenemos para ambos, desde presentar un paso subterráneo de la autovía de la circunvalación que nada tiene que ver con su gestión, hasta presentar el yermo y desarbolado nuevo Arabial. Están desatados; ebrios de figurar y de tratar de aparentar de cara a los próximos comicios. Y es que, a sendos oblatos de la política, la ética les queda lejos en estos días de precampaña.
Ambos, desde que fueron dejados en las sedes de sus partidos siendo muy niños, para ser formados y amar su particular credo, debieron ser enseñados en el respeto a los tiempos y a la ciudadanía. A discernir cuándo corresponde hacer algo y cuándo no. Porque, aunque ellos no lo crean, en política no todo vale.
Tenemos un dossier denso y largo de cuantas cosas ha dicho, hecho y prometido como proto-alcaldesa de Granada Marifrán, prevaliéndose de su condición de consejera autonómica, cargo en el que estará hasta el próximo día 28, según se ha anunciado, no escatimando en el empleo de medios y recursos públicos para darse a conocer. No aprendió nada de ética… política.
Paco, Cuenca, que anda poniendo a todo el mundo mirando a Granada, para que lo evitar que lo pongan a él para dicha ciudad castellana, ídem de lo mismo. Se ha apuntado sin mesura al posibilismo, como tendencia a aprovechar las posibilidades existentes para conseguir los objetivos que pretende, haciéndolo el eje de su doctrina. Tampoco aprendió nada de ética… política.
Empero, es que los ciudadanos comienzan a estar hasta el copete de ver a este dúo dinámico de políticos locales, a este dúo pimpinela, de foto en foto, inaugurando y reinaugurando lo que no les corresponde, lo que no hicieron, lo que ya estaba bautizado y hasta lo que no deben.
los ciudadanos comienzan a estar hasta el copete de ver a este dúo dinámico de políticos locales, a este dúo pimpinela, de foto en foto, inaugurando y reinaugurando lo que no les corresponde
Prudencia, y de paso ética, es lo que exigimos ahora a este dúo de amistades peligrosas, para que dejen de hacer lo que están haciendo. De inaugurar y de reinaugurar para hacerse nota y valer. Granada no se merece ciertas dosis de mendacidad. En esto la ética política no tiene otras interpretaciones.
